Yolanda Leal: “Con trabajo y perseverancia, ¡Sí se puede!”



Esta Pequeña Productora de berries, partió con un huerto de frambuesas para darle sustento a su familia, gracias al constante trabajo, cariño y apoyo familiar, ahora es parte de una de la Cooperativas frutícolas más conocidas de La Araucanía: Loncofrut

Por: Macarena Sáez

Si tuviera que definir a Yolanda Leal, diría que es una mujer aguerrida, positiva, alegre, buena para conversar, simpática y realmente digna de destacar. Es de esas personas que te hacen pensar que ojalá todos fuéramos tan de positivos como ella, para enfrentar la vida. Actualmente es la representante legal de Loncofrut en la mesa de berries de la región de La Araucanía.  Orgullosa me cuenta de los cursos que ha realizado y de los seminarios a los que ha asistido en este camino que ha emprendido junto a su familia, que tanto ama.

“Uno a veces tiene tantas necesidades que no haya qué hacer, así es que nosotros como agricultores, como gente que vivimos en el campo y tenemos poca tierra, tenemos que sacar adelante nuestros talentos, como dice Dios. Yo empecé con mis frambuesas el año 2005, con una huerta, ya que fue para ayudar a mis hijos a estudiar porque no teníamos dinero, teníamos muy poco. Así es que ese fue uno de los principales motores para hacerlo y hacerlo bien. Empezamos a participar en los grupos, en los cursos, y en ese tiempo, para el pequeño agricultor había poco o casi nada de otros apoyos”.

Para educar a sus hijos, de los cuales uno recién había entrado a la universidad, Yolanda trabajó un año completo como asesora del hogar en la ciudad de Temuco. Me cuenta orgullosa de haberlo hecho, porque como dice ella, “el trabajo siempre dignifica”. Llegaba los días sábado a su casa y se iba los lunes en la mañana. Solo estaba dos días con su familia. Su hija estaba en el colegio, cursando primero medio, por lo que Yolanda la dejó en Loncoche con su esposo, mientras que ella partió a trabajar, para poder costear la educación de sus hijos.

“Todos los ‘pesitos’ que me quedaban se iban para las frambuesas, porque yo sabía que mis frambuesas, mi huerto, me iban a sacar adelante”.

Loncofrut

Conforme a las necesidades que tenían, tanto Yolanda y su familia, como otros agricultores y vecinos, de tener un poder comprador, comenzaron a organizarse como productores, para lograr tener algo más ‘concreto’ en Loncoche.

“Cuando fue la erupción del Cordón de Caulle, quedó todo con cenizas. En ese momento, decidimos organizarnos, ya que tuvimos miedo de que nuestro negocio y nuestras deudas quedarán muy inestables, más encima, para los estudios de los hijos, no teníamos de dónde más sacar. La frambuesa es una vez al año, entonces pensamos hacer algo bien tangible, algo que estuviera acá con nosotros. Que no fuera solamente una empresa externa la que pusiera los precios de nuestra producción, sino que nosotros poder tener esa competencia y juntar volumen, calidad y trazabilidad al poder comprador que pudiéramos encontrar. Así nació Loncofrut”, cuenta Yolanda.

“Mi esposo fue el presidente por 10 años en Loncofrut.  Hoy, yo soy la representante legal y, también, soy la secretaria de la mesa de berries de Malleco y de la región de La Araucanía. Además, ahora nos acabamos de formar como asociación gremial, para estar más al tanto de todo. Por lo demás, es nuestro deber enseñar y apoyar a los agricultores para que salgan adelante”.

Yolanda también cuenta cómo han crecido en cooperativa y que “actualmente somos 56 socios. Loncofrut lleva sus alianzas productivas y, además, tenemos una sala de venta en Loncoche; tenemos nuestro propio ingeniero agrónomo, que visita a los socios, así que con eso logramos que, como cooperativa, tengamos mejor calidad y tamaño de fruta.  Detrás de estos 56 socios están las familias. Hay una familia tremenda que está detrás de Loncofrut”.

CNR y el Ministerio de Agricultura

“Para nosotros, los agricultores, es una gran ayuda contar con la CNR. Yo en particular estoy muy agradecida. Llegar a la CNR para mí, es como llegar a mi casa. Me atienden súper bien, me han ayudado bastante. Postulé a mi sistema de riego, con un sistema on gryd con paneles solares, con el que he podido sacar más cantidad de fruta y de mejor calidad también. La frambuesa es un 80% de agua y un 20% de producto, por lo tanto, si el agricultor no tiene riego, no tiene agua, pucha, hay que sentarse a llorar no más. Pero nosotros los agricultores tenemos otra visión, nosotros creemos que sí se puede.

“También tenemos la gran ayuda de INDAP de Loncoche, INDAP de Temuco e INDAP de Santiago. En esta última, estábamos yendo una vez al mes a la mesa de berries nacional, donde también somos un buen aporte. Es más, en esas mesas de trabajo, se sacaron todas las ideas de lo que es el Plan Impulso en el tema de fruticultura regional. Además, se sacaron los antecedentes de lo que hacemos aquí en la novena región. Ahí se encontró que había algunos agricultores que vivían con un par de melgas de frambuesas, porque son muy pequeños y que no tenían las ayudas necesarias.  Por eso, estoy muy agradecida del Ministerio de Agricultura por todas las acciones que se están realizando ahora para los agricultores”.

La Emergencia

La pandemia de COVID-19 nos ha afectado a todos, sin embargo, el mundo campesino no se ha detenido para seguir entregando sus productos a todos los chilenos. Yolanda nos cuenta cómo ella y la cooperativa siguen trabajando bajo las estrictas medidas y protocolos establecidos por las autoridades de la salud.

“Nosotros sólo estamos haciendo caso a lo que digan las autoridades en este momento, por lo tanto, estamos trabajando desde la casa y por supuesto trabajando en nuestro campo, viendo las abejas y la tierra. Obviamente ya se suspendieron las reuniones. Teníamos una reunión con Corfo, donde nos iban a enseñar otras cosas más; teníamos salidas a giras… uf, bueno, esperamos poder salir de esta pandemia que ha sido terrible para todos, ha sido bien complicado. La gente que está en el pueblo es la más afectada con todo esto”

Una de las cosas que más lamenta Yolanda, a raíz de la emergencia, es no poder reunirse con su familia, “no podemos disfrutar de nuestros nietos, yo tengo 3, y uno de ellos cumplió recién 2 meses, pero por cuidarlos a ellos, no podemos ir a verlos. Esperamos en Dios que esto pase luego, que salgamos de mejor manera y bueno, una vez que pase, manos a la obra y trabajar dos veces. Si antes trabajábamos una vez, ahora el campesino deberá trabajar dos veces, para salir adelante. Sabemos cómo hacerlo con nuestro trabajo, nuestra gente de la cooperativa, la gente de la mesa de berries y las otras cooperativas también. Es gente muy sacrificada, gente de mucho esfuerzo”.

Un mensaje a los demás agricultores

“Así como yo empecé, con mis temores y necesidades, ¡Atrévanse!. Cada uno de nosotros tenemos un gran ‘por qué’, y es a él al que hay que aferrarse. Todos tenemos necesidades y todos tenemos una tremenda mochila que cargar. Así que les digo a los agricultores que se armen de fuerza, saquen fuerza interior; que cuando los inviten a un curso que vayan; si un vecino o vecina les dice ‘oye hay un curso o seminario’, ¡vayan! No se queden en la casa, porque de esa forma van a ganar más que el día que trabajan en su casa. Porque el conocimiento que van a adquirir les va a servir mucho y será un ejemplo para sus familias, para sus hijos, para sus nietos y hasta para sus vecinos”.

“Yo siempre les digo, acérquense a las instituciones, ya que son para nosotros. Nosotros somos los beneficiarios de cada organización. No tengan miedo y sigan a su “por qué”. El día de mañana cuando miren para atrás y vean que pudieron lograrlo, será maravilloso, así como yo que empecé el año 2005.  Ahora veo el trabajo realizado. Veo a mi hijo veterinario y mi hija laboratorista dental.  Sí se puede. Siempre se puede”.

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